El pagaré es el documento mediante el cual un deudor se obliga al pago de una deuda. Una vez firmado y notariado, se le entrega el original al acreedor. El acreedor o tenedor del pagaré tiene que ser muy cuidadoso con el manejo de ese documento ya que su original es la evidencia formal de la deuda. El documento es de igual importancia para el deudor ya que, como evidencia de la deuda, una vez el deudor termine de hacer los pagos a que se obligó, dicho pagaré le tiene que ser devuelto para su cancelación. En el caso de un pagaré hipotecario, la cancelación se tiene que hacer mediante escritura pública. Mientras no se cancele formalmente el pagaré, y se presente en el Registro de la Propiedad, la propiedad continuará gravada con la hipoteca. En otras palabras, la propiedad no estará “libre de gravámenes.” La existencia de una hipoteca limita el uso de la propiedad en un futuro como garantía de un préstamo, o podría entorpecer la venta de la propiedad a un tercero quien tiene derecho a que la propiedad le sea entregada libre de gravámenes. El recibo de una carta del banco o el acreedor confirmando el saldo de la deuda no elimina de por sí la hipoteca. Como regla general, el banco envía esta carta junto al original del pagaré con instrucciones para que consulte con un Notario para la cancelación formal del documento.
Otra razón por la cual es importante cancelar prontamente un pagaré hipotecario es la posibilidad de que el documento se pierda. Cuando la persona no cuenta con el original del pagaré para proceder con la cancelación del mismo y la eliminación de la hipoteca, se tiene que acudir a un proceso judicial sobre Cancelación de Pagaré Extraviado. Este proceso podría resultar más costoso, y con seguridad tomará más tiempo, que una cancelación mediante escritura pública